APOTEOSIS DE SIMÓN EL MAGO
Yo habré de estar allí cuando descienda, lleno de majestad, alto y terrible, sobre nubes y astros navegando. Yo habré de estar allí. No ha de tumbarme el inimaginable rostro oculto que todo lo gobierna. En su presencia clara será mi voz, mi pié seguro. Yo habré de estar allí, entre el espanto, las lágrimas, los gritos. Será inútil el poder de sus ángeles y arcángeles contra mí, cuando alce ante el asombro de su corte y sus súbditos, mi mano y arranque de su rostro, con sacrílego furor, su necia máscara de dios. Yo habré de estar allí. Nada me importa caer luego en la sombra interminable, borrarme como un sueño, no haber sido.
(de Mitos, 1971-1978)
APOTEOSI DI SIMON MAGO
Io dovrò essere lì quando discende, pieno di maestà, alto e terribile, navigando sulle nuvole e gli astri. Io dovrò essere lì. Non dovrà abbattermi l’inimmaginabile volto occulto che tutto governa. Al suo cospetto chiara sarà la voce, il piede fermo. Io dovrò essere lì, tra la paura, le lacrime, le grida. Sarà inutile il potere dei suoi angeli e arcangeli contro di me, quando alzerò la mano davanti alla sua corte ed i suoi sudditi, strappando dal suo volto, con sacrilega furia, la stolta maschera divina. Io dovrò essere lì, nulla m’ importa di cadere nell’ombra interminabile, svanire in un sogno, non esser stato.
(da Mitos, 1971-1978)
¿CÓMO HABLAR DE MÍ MISMO?
¿Cómo hablar de mí mismo, cómo presentar mi verdad sin que algo me traicione? ¿Cómo atender la voz que en mi interior me habla cuando la vida afuera ensordece mi oído? ¿Cómo huir de las grandes palabras sin que me huya todo lo grande que hay en ellas? ¿Cómo renunciar a lo que brilla en la belleza si quisiera escribir con todos mis sentidos y el halago del verbo no es distinto al del cuerpo? ¿Cómo buscar en mí lo que permanece si el olvido es la llave de mi jardín perdido? ¿Cómo evitar que el verso condescienda al asombro sin que así desfallezca su misteriosa llama? ¿Cómo lograr que todo lo que en mí tiembla ahora, tiemble en ti que me lees y al fin nazca el poema?
(de Sombras, 1986)
COME PARLARE DI ME STESSO?
Come parlare di me stesso, come dire la mia verità e non tradirmi? Come ascoltar la voce che da dentro mi parla quando la vita fuori rende sordo il mio orecchio? Come sfuggire alle grandi parole senza che sfugga tutta la grandezza che è in esse? Come lasciare quanto nella bellezza brilla se scrivere volessi con tutti i miei sensi e il fascino del verbo è lo stesso del corpo? Come cercare in me quello che rimane se è l’oblio la chiave del mio giardino perduto? Come evitar che ceda il verso allo stupore senza che venga meno la misteriosa fiamma? Come far sì che tutto quanto in me trema ora, tremi in te che mi leggi e sia infine poesia?
(da Sombras, 1986)
PRESENCIA DE LA POESÍA
En el rostro de todas las muchachas que amé, en aquella que amo, en las desconocidas mujeres que presiento quizás aún me aguardan, tú estás, agazapada tras sus hermosos ojos, espiando mi angustia, mi afán por entregarme, que no se calma nunca y que jamás se agota pues gira en el vacío y el vacío lo engendra. No supe amar la vida ni temer mi deseo, por eso tú me miras con tus ojos innúmeros iguales a la noche de un cielo sin estrellas. Y no habrá redención porque no amé bastante ni quise de verdad responder tu llamada, indigno así mi cuerpo de entrelazarse al tuyo. Dentro de mí extraviado en un bosque de sombras, persigo una salida hacia la luz que eres. Pero ya no hay salida. Tan sólo un vasto muro alzado frente a mí y por mí construido. Tras de él sé que está el mundo, pero ya no hay salida.
(de Sombras, 1986)
PRESENZA DELLA POESIA
Nel volto di tutte le ragazze che ho amato, come in quella che amo, e nelle sconosciute donne che intuisco che forse ancora mi aspettano, ci sei tu, rannicchiata, dietro i loro begli occhi, mentre spii la mia angoscia, l’ansia di concedermi, che non si placa mai e giammai si esaurisce poiché gira nel vuoto ed il vuoto la genera. Non seppi amar la vita, temere il desiderio, per questo tu mi guardi con infiniti occhi uguali alla notte di un cielo senza stelle. Nessuna redenzione, non ho amato abbastanza né ho voluto davvero seguire il tuo richiamo, così il mio corpo è indegno di intrecciarsi al tuo. Dentro di me perduto in un bosco di ombre, cerco un’uscita verso la luce che tu sei. Ma non c’è più un’uscita. C’è solo un vasto muro alto davanti a me e da me costruito. So che dietro c’è il mondo, ma non c’è più un’uscita.
(da Sombras, 1986)
LA SOMBRA
La calle estaba oscura, había llovido y brillaba la luna en el asfalto. Una sombra sin sombra me detuvo impidiéndome el paso. Oí su voz, de un helado metal que no era humano, preguntarme ¿qué buscas, di, qué buscas? Permanecí ante ella silencioso. ¿Qué buscas, di, qué buscas?, repetía, la angustia y la mentira son la clave, apréndelo (me dijo), aún no es tarde. ¿Por qué quieres pasar?, ¿dime qué buscas? Pero no respondí. Sin decir nada, abrí las negras puertas de mi pecho y fue mi cuerpo uno con el mundo. Sombra sin bulto era aquella sombra y le tuve piedad como a algo vivo. En la abrasada luz que eran sus ojos detuve mi mirada un solo instante. ¿Qué buscas, di, qué buscas? Me decían aún sus ojos ciegos. Nada busco, le contesté por fin. Se hundió en la noche de mis ojos aquella extraña sombra de la que nada supe. Me aguardaba una infinita calle toda a oscuras. Oí mis pasos y descansé en mi sueño.
(de Espejos, 1986-1991)
L’OMBRA
La strada era buia, aveva piovuto e brillava la luna sull’asfalto. Un’ombra senza ombra mi trattenne e mi impedì di andare. La sua voce gelida e metallica, non umana, mi chiese che cerchi, dimmi, che cerchi? Rimasi davanti a lei silenzioso. Che cerchi, dimmi, che cerchi? diceva, l’angoscia e la menzogna son la chiave, impara (disse), non è troppo tardi. Perché vuoi passare, dimmi, che cerchi? Ma non risposi. Senza dire nulla, aprii le nere porte del mio petto e fu il mio corpo tutt’uno col mondo. Ombra senza forma era quell’ombra e provai pietà quasi fosse viva. Nell’assetata luce dei suoi occhi posai il mio sguardo per un solo istante. Che cerchi, dimmi, che cerchi? dicevano i suoi occhi ciechi. Non cerco niente, gli risposi. Sprofondò nella notte dei miei occhi quella strana ombra di cui non seppi nulla. Mi aspettava un’infinita strada tutta al buio. Sentii i miei passi e riposai in un sogno.
(da Espejos, 1986-1991)
UNA EXTRAÑA CERTEZA
Durante muchos años, a menudo me he acordado de ti, o de tu imagen, para ser más exacto, pues de aquello que amamos una vez sólo nos queda (al igual que de un libro) una muy vaga impresión general y alguna anécdota. Y a menudo también me he preguntado, buscando entre la niebla del recuerdo no sé si una respuesta, qué dejaste en mí que sea mío todavía y si no fue el amor, mi amor por ti y no tú misma, aquello que aún me importa y lo que busco aún al recordarte. Si arde nuestra vida, ¿somos llama o aquello que se quema y es ceniza? En esa desmesura que es el tiempo encuentran su razón amor y olvido, pero no su medida. Al recordarte, lo comprendo tan bien, que importa poco saber o no saber, sino tan sólo sentir que fuiste parte de mí mismo, que dentro de mí estás, como mis sueños, que son y no son yo, pero en mí nacen, que ya nunca de mí podrás borrarte y que, quiera o no quiera yo el olvido, has de seguir viviendo con mi vida. Qué extraña sensación esa certeza.
(de Espejos, 1986-1991)
UNA STRANA CERTEZZA
Per molti anni, spesso, mi sono ricordato di te, o della tua immagine, per essere precisi, che di quanto amammo un tempo rimane soltanto (così come di un libro) una molto vaga impressione e un qualche aneddoto. E spesso mi sono anche domandato, cercando tra la nebbia del ricordo forse una risposta, cosa lasciasti dentro di me che ancora sia mio e se non fu amore, amore per te e non tu stessa, che ancora mi importa e che ancora cerco nel ricordarti. Se arde la nostra vita, siamo fiamma o quello che si brucia e poi è cenere? Nella smisuratezza che è il tempo trovano un loro senso amore e oblio, ma non la misura. Nel ricordarti, lo capisco bene, che importa poco sapere o non sapere, ma soltanto sentire che fosti parte di me, che sei dentro di me, come i miei sogni, che sono e non sono me, ma in me nascono, che mai più da me potrai cancellarti e che, voglia o non voglia io l’oblio, continuerai a vivere con me. Strana sensazione questa certezza.
(da Espejos, 1986-1991)
NO ERA EL AZAR
Extraño como la sonrisa de un bisturí. Íntimo como un ojo sin párpado abierto en nuestra mano. Deslumbrante como el rumor del paso de un unicornio. Fiel como la súbita seda negra del miedo. Temible como el brillo de la espada de fuego de un arcángel. Sumiso como las olas que rompen contra la playa de un pecho. Devastador como la claridad de una mirada en un espejo roto. Inevitable como la herida hecha de lluvia en un corazón de piedra, el amor llega un día a nuestra vida y nosotros no estamos.
(Y ningún otro cielo, inédito)
NON ERA IL CASO
Strano come il sorriso di un bisturi. Intimo come un occhio senza palpebra aperto sulla nostra mano. Accecante come il rumore del passaggio di un unicorno. Fedele come l’improvvisa seta nera della paura. Temibile come il luccichio della spada di fuoco di un arcangelo. Sottomesso come le onde che s’infrangono contro la spiaggia di un petto. Devastante come la chiarezza di uno sguardo in uno specchio rotto. Inevitabile come la ferita fatta di pioggia in un cuore di pietra, l’amore arriva un giorno nella nostra vita e noi non ci siamo.
(Y ningún otro cielo, inédito)
LA JUVENTUD DEL MUNDO
Quince mil millones de años ha necesitado el universo para que existas tú. Lentísima la belleza, atravesando los estados sin fin del tiempo y la materia, desde aquel lejanísimo Big Bang en el que está tu origen conocido, ha ido madurándote. Los soles y galaxias eran tan sólo ensayos. El mundo primordial, en el que agua y tierra estaban confundidos, cuando aún no existían los océanos y era el aire de azufre y no nacía el alba, te contenía ya como al metal el magma primigenio. Todo estaba esperándote. Porque gracias a tu hermosura, de la recién nacida y remota edad del universo, es aún joven el mundo y con él mis ojos.
(Y ningún otro cielo, inédito)
GLI ALBORI DEL MONDO
Quindici miliardi di anni sono serviti all’universo perché esistessi tu. Lentissima la bellezza, attraversando gli stati senza fine del tempo e la materia, da quel lontanissimo Big Bang dov’è la tua origine conosciuta, ha reso te matura. I soli e le galassie erano solo prove. Il mondo primordiale, in cui acqua e terra si confondevano, quando ancora non c’erano gli oceani e l’aria era di zolfo e non nasceva l’alba, ti conteneva già come il metallo il magma primigenio. Tutto aspettava te. Perché grazie alla tua bellezza, dall’appena nata e remota età dell’universo, è ancora giovane il mondo e con lui i miei occhi.
(Y ningún otro cielo, inédito)
LLÁMAME AYER
Pues mañana no existe y todo es noche, llámame ayer. Camareros de punta en blanco, agilísimos, recorren la tierra como si fuera una gran, única sala y llegan hasta mí para decirme en Bogotá o Los Ángeles que tú estás al teléfono, no ahora, sino hace un mes o un siglo, buscándome hacia atrás, hacia lo más adentro de todas las edades y que me esperas en un ayer, que es ya, de tan lejano, la aurora del mundo. Lo que escucho, mezclados con tu voz, no son interferencias o ruidos de la línea sino cercanos bramidos de dinosaurios, que nos hacen tan jóvenes, tan jóvenes, que nuestro futuro es regresar al mar, que nos nazcan aletas en el cuerpo, con nostalgia de brazos, y que el sabor salino de mis labios no sea el de tus lágrimas sino el del agua salada en la que naceremos. Hacia atrás, hacia atrás, hasta fundirnos en la primera célula. Y sea ese final nuevo principio que dé razón del mundo.
(Y ningún otro cielo, inédito)
CHIAMAMI IERI
Poiché il domani non esiste e tutto è notte, chiamami ieri. Eleganti camerieri sulle punte, agilissimi, percorrono la terra come se fosse una grande, unica sala e arrivano fino a me per dirmi a Bogotá o a Los Angeles che tu sei al telefono, non adesso, ma un mese o un secolo fa, cercandomi indietro, nella profondità del tempo e che mi aspetti in un ieri, che è già, da quanto è lontano, l’aurora del mondo. Quel che sento, insieme alla tua voce, non sono interferenze o rumori della linea ma vicini bramiti di dinosauri, che ci rendono così giovani, così giovani, che il nostro futuro è tornare al mare, che ci spuntino pinne sul corpo, con nostalgia di braccia, e che il sapore salino delle mie labbra non sia quello delle tue lacrime ma quello dell’acqua salata in cui nasceremo. Indietro, indietro, fino a fonderci con la prima cellula. E sia questa fine un nuovo inizio per spiegare il mondo.
(Y ningún otro cielo, inédito)
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